Por: Paul Alberto Chávez Noriega
Lejos parece el día en el que los uruapenses puedan sentirse seguros al caminar por las calles, al trasladarse de un sitio a otro, al salir a pasear o a consumir un alimento a algún establecimiento sin el temor de que los delincuentes los conviertan en víctimas.
Más lejos aún están las promesas del gobernador del Estado de Michoacán, Silvano Aureoles quien señalaba hace ya 14 meses, que Uruapan, junto con Morelia y Lázaro Cárdenas, serían los municipios más seguros del estado en menos de un año.
Y es que a pesar de que el edil municipal de Uruapan, en su muy desgastado discurso, se llene la boca al decir que la crisis en seguridad por la que atraviesa este municipio se debe a que la policía municipal fue desintegrada y que al entrar esta administración no se contaba con policías, lo cierto es que 80 policías, que son los que han podido registrar, no alcanzan ni siquiera para brindar seguridad en el primer cuadro.
El día de ayer, conocimos a través de diversos medios electrónicos del fallecimiento de un joven, víctima de un disparo de arma de fuego, tras resistirse a un asalto, hechos que sucedieron alrededor de las 8 de la noche en las inmediaciones de la plaza comercial “Ágora”, ubicada en el Boulevard Industrial, sitio al que acuden cientos de familias a divertirse, realizar una compra o simplemente distraerse.
En redes sociales, a través de las distintas páginas en donde se difundió la noticia, los comentarios de los usuarios coincidían en que la autoridad ha dejado mucho que desear en el tema de brindar seguridad a los ciudadanos, algunos otros lamentaban la muerte del joven estudiante del CONALEP y muchos optaron por manifestar su simpatía hacia los llamados “Justicieros Anónimos” que en otros puntos de la República han matado a los asaltantes, incluso proponían un pacto, para que si algún ciudadano tomaba la justicia por propia mano, no decir nada, no comentar nada y hacer como que nada pasaba.
Si bien es cierto que la autoridad no ha cumplido con su obligación, no podemos como ciudadanos conducirnos bajo la Ley del Talión, porque si nos ponemos a matar a los rateros, no quedaríamos los buenos, quedaríamos los asesinos.
Debemos de seguir confiando en las instituciones, exigiendo que trabajen y que den resultados, para quien piensa que no me ha afectado la inseguridad porque no he sido víctima de ella, les comento que yo también fui amenazado, también he sido víctima de robo, también tengo familiares desaparecidos, también tengo amigos que se han ido de Uruapan porque estaba en riesgo su vida, pero si no nos conducimos bajo los preceptos de las leyes mexicanas, estaremos al mismo nivel de los delincuentes.
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