Por: Eleazar Chávez Cisneros.
En estos tiempos electorales, en la víspera de elegir a los próximos gobernantes, aparecen las encuestas, algunas reales, otras por encargo y la mayoría sin la metodología correcta. En fin, no importa de cuáles sean lo cierto es que ya se va haciendo costumbre que éstas no definan con precisión cuál será el resultado.
El caso es que las encuestas distan mucho de ser lo mismo que el proceso electoral, en la encuesta se responde rápido, sin pensar ni analizar las razones y mucho menos las consecuencias de nuestro acto, sabemos que no definen nada, al final es solo una respuesta en la que nos podemos equivocar y no pasa nada. Mucho menos nos damos cuenta que la mayoría las preparan para que la respuesta sea la que ellos quieren, porque para ellos lo importante es que el que paga gane. En la encuesta podemos no tener nuestros derechos a salvo y a pesar de que no vamos a votar de todos modos contestamos, o no contamos con la credencial de elector por diferentes razones.
En la encuesta solo contestamos, no tenemos que ir el día de la elección a buscar la casilla en la que debemos depositar nuestro voto, ese día hacer una pausa en el trabajo, levantarnos temprano porque nuestras actividades son muchas, dejar de ver el futbol y muchas más razones que podemos tener para superar ese momento.
Así que no les crean del todo a las encuestas, éstas reflejan una ilusión, la elección es un hecho real, porque si en realidad quieres lo mejor para tu familia, tu ciudad y tu país, debes de conocer las propuestas de los candidatos, saber quiénes realmente sí cumplen, o por lo menos sus propuestas se pueden cumplir.
La encuesta definitiva que será la de valor, la que no conocemos será el cómputo final en las urnas y ella dependerá de que nos preparemos para acudir, contar con la credencial para votar y disponer del tiempo para hacerlo, ésta será particularmente difícil y tardada, no olviden que se elige, presidente de la República, senadores, diputados federales, diputados locales y ayuntamientos.

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