Morelia, Michoacán a 30 de mayo de 2018.- El escándalo estalló en el mes de marzo de 2017. La denunciante relató ante la autoridad que su esposo la insultó llamándola puta, piruja y pendeja; la ofendida refirió que fue golpeada en varias ocasiones, puñetazos, cachetadas y patadas, “quiero mencionar que no han sido las únicas veces que me agrede tanto verbal como físicamente, sino que las agresiones han sido constantes”, dijo ante la autoridad.
Brenda, cansada del maltrato, denunció a Paris Alanís Sámano, venció el miedo a las represalias y en aras de proteger a su hija menor, fue ante el Ministerio Público a dar testimonio de lo que vivió para lograr la protección necesaria ante el clima de violencia que amenazaba la integridad de ambas.
Cuando este vergonzoso episodio ocurrió, Fabiola Alanís Sámano, hermana de Paris, se desempeñaba como titular de la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de la Mujer del gobierno michoacano. Declaraba la funcionaria, “hay que romper el silencio, trabajar intensamente para que las mujeres se atrevan a identificar cuando hay hechos de violencia y que se pueden convertir luego en tragedia, en feminicidios”, mientras guardaba silencio y se convertía en cómplice de un abusador.
Para evitar que la denuncia de abusos y violencia interpuesta contra su hermano entorpeciera su avance político (en ese entonces soñaba con ser candidata al Senado o a la alcaldía de Morelia), retomó sus discursos y actos públicos en los cuales supuestamente se erigía como la defensora de las mujeres michoacanas: “96 de cada 100 casos de violencia intrafamiliar se registran en el hogar y entorno familiar, práctica que lamentablemente se encuentra extendida”, declaraba, mientras su familia era un ejemplo, uno de esos números que no se pueden borrar.
Cuando ya no pudo eludir a los medios de comunicación, sobre el tema declaró: “Como responsable de la Secretaría de Igualdad Sustantiva y Desarrollo de las Mujeres michoacanas, pero sobre todo en mi calidad de mujer, de madre, de esposa y de hija, soy la primera en exigir que ningún caso de violencia contra las mujeres quede sin castigo”. Pero todo quedo solamente en una declaración, en palabras.
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