Culiacán será la cicatriz del sexenio de AMLO.
Durante la tarde y noche del jueves 17 de octubre, la ciudad de Culiacán fue escenario de una de las peores crisis de seguridad en tiempos recientes.
La detención de Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos, desató una serie de balaceras, enfrentamientos, bloqueos y una psicosis generalizada entre la sociedad «culichi».
Por una parte, los efectivos de la SEDENA y de la Policía Federal se parapetaron en la sede de la fiscalía, con el detenido, por el otro, cientos de civiles armados se movilizaron para rescatarlo.
La situación fue tan intensa, que, junto con el presidente de México, el gabinete de seguridad tomó la decisión de liberar al hijo de el chapo, dicen ellos, que para salvar vidas inocentes.
A raíz de este evento y de esa decisión, diversos actores políticos, medios de comunicación, empresarios y sobre todo la sociedad civil, han opinado, criticado o apoyado el actuar de Andrés Manuel.
Muchos han comentado y coincidido en que el ejército perdió una batalla, pero se debe hacer la precisión de que las fuerzas del estado fueron derrotadas por una orden, la de no actuar.
Y esa precisamente es la queja, ¿por qué iniciar algo y luego arrepentirse? ¿No se cuenta con el suficiente trabajo de inteligencia para conocer la reacción del enemigo y no solo contenerla, sino eliminarla?
A nadie en su sano juicio le conviene que le vaya mal al presidente, yo deseo que le vaya bien, el tema es que con sus acciones y ocurrencias parece que él mismo es su enemigo.
En algún lado se quedó extraviado el amlo candidato que sabía el porqué, el cuándo y el cómo de las cosas y ahora tenemos un presidente que solo atina a decir que tiene otros datos.
Ese es el detalle, siempre hemos pendejeado a las autoridades, siempre decimos que el gobierno no hace nada, ahora hizo y se arrepintió.
Este evento pudiera sentar un muy peligroso precedente, con la suficiente capacidad de fuego y reacción rápida, cualquier capo puede ser liberado después de haber sido detenido en un operativo.
Otro tema que no se debe de dejar de lado, es el malestar de las fuerzas armadas, ellos fueron detenidos de actuar, de hacer lo que deben de hacer, porque su comandante supremo así lo indico, no creo que valga más la vida de un delincuente que de un soldado.
El colmo del cinismo y la sinvergüenza fue que supuestos abogados agradecieron al presidente el haber soltado al hijo del capo, hasta se atrevieron a declarar que lo invitarían a la inauguración de la universidad en Badiraguato, eso, diría mi abuela, es no tener vergüenza.
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