La relación entre el Silvano gobernador y los periodistas ha estado llena de, digámoslo de una manera decente, desencuentros. Lo de ayer es otra raya al tigre.
En los tiempos en los que era amable, cuando quería ser gobernador y era diputado federal, Silvano se mostró como un aliado, cuando el inepto de jarita le daba en la madre a la figura de gobernador.
Desde que asumió la gubernatura, erró al colocar a una persona intratable, como encargada de la CGCS, la «seño» julieta se encargo de acrecentar más la distancia de Silvano con la realidad de los medios y de los periodistas.
El caso de Chava Adame (QEPD) le dio la oportunidad de corregir el rumbo, pero no, quién sabe qué secretos obscuros le sepa julieta que no la puede correr.
Para Silvano, la prensa debe de ser sumisa, no criticar, no preguntar, solo abrazarlo y tomarse fotos, sonreír y hacerse como si la realidad de Michoacán no importara, esa prensa es la que le cae bien al gober, los demás, solo son resentidos.
Para las preguntas incómodas chiflidos y coraje, para los hechos que lastiman a la sociedad solo evaluación de cuánto le afectó en su imagen, porque de la mano de julieta es, al parecer, lo único que le importa al mandatario estatal.
Lo bueno de todo esto es que ya casi se les acaba el corrido y a como están las cosas, cualquier candidato del PRD tendrá segura la derrota, porque Silvano no puede chiflar y comer pinole.
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