*El Equipo por Michoacán tiene en Uruapan más enemigos que aliados.
El «Equipo por Michoacán» como se han autodenominado los dirigentes del PAN, PRI y PRD a su intentona de frenar a Morena, tiene en Uruapan uno de los retos más complicados.
Un municipio con dos distritos locales y uno federal, semeja un escenario para experimentar, para jugar a los políticos y para echar a andar planes maquiavélicos.
Aquí se mueven figuras principalmente del partido en el poder, el PRD y del PAN; el PRI, está prácticamente a expensas de las migajas que le puedan aventar, como los puestos que les han otorgado en el ocaso de ésta administración municipal.
Por el PAN, el candidato natural sería el actual secretario de Obras Públicas, Mariano Torres, quién desde que fue colocado en ese sitio, ha fungido como el hombre de las 100 ocupaciones, resuelve y atiende de todos los temas, un gran comodín para el presidente municipal; ha trabajado en su imagen y en su equipo, es por naturaleza el candidato a presidente municipal.
Por el PRD, lo primero que debe de tener el prospecto, es la bendición de Don Manri, quien anda de dirigente y no suelta el municipio, claro ejemplo se dio en la inauguración del Parque Lineal Cupatitzio, pero nadie dice nada y todos le ríen la gracia por temor a que los excluyan del proyecto.
Ahí encontramos figuras como Toño Lagunas, Ricardo Luna, Víctor Molina, Antonio Chuela, el mismo Miguel Paredes, quienes han estado, unos desde el municipio, otros desde el estado, pero no sueltan a sus equipos, trabajo silencioso pero efectivo.
Ahora bien, muchos quieren y son pocas candidaturas, el tema aquí es que Uruapan podría servir de moneda de cambio para Silvano y Manríquez. Buscando el blindaje que le pudiera dar la mayoría en el Congreso local, Silvano estaría negociando ciertos municipios, con tal de obtener la mayoría absoluta. Al fin, el gobernador y el dirigente, irían en la lista de plurinominales al Congreso Federal. Ellos ya tienen apartadito el hueso, los demás, que se jodan.
Ese amarre o venta de la plaza, sería la causante de una desbandada de los pocos perredistas que quedan, ya sea a votar por Morena o por un independiente. El objetivo: no permitir esos juegos perversos con la base, que siempre está ahí, sin importar lo abandonados que los tengan los dirigentes.
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