Casi durante todo el siglo pasado la frase que fue más usada como éxito de la revolución mexicana y parte del inicio de la vida democrática de este país fue, “sufragio efectivo, no reelección”. Para aquellos que hoy se admiran y gritan por las locuras de Andrés al tratar de orientar la ley a su conveniencia, la clase política en general tiene la culpa de esta revoltura, porque en su ambición de poder, quisieron perpetuarse en él he hicieron legítima la reelección, primero en unos, luego en otros, pero que lleva el rumbo de aplicarse a todos, con ello cambiarán la historia y ahora el equivocado será Francisco I. Madero y habrá que rendirle homenaje a don Porfirio Díaz por sus varias reelecciones; al menos eso es la ambición de los actuales políticos, para los que ocupar un cargo público no significa servir a la nación o al estado, ni mucho menos al municipio, significa continuar en una campaña permanente para seguir en el puesto con los privilegios que ello significa, por eso hoy yo le daría mi voto al candidato que se comprometa a cumplir con su periodo, ni más ni menos.
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